El naming consiste en la creación del nombre comercial de una marca o producto.
Preferiblemente, el nombre de una marca le acompañará durante toda su vida útil, por lo que el naming resulta un proceso crucial y de máxima importancia.
El nombre que elijas para tu marca o producto debe ser único, transmitir sus valores, expresar su personalidad y, a su vez, conseguir destacar en un mercado competitivo y dinámico.
Si buscas en Internet, puedes encontrar infinidad de historias sobre cómo se han creado los nombres de muchas marcas comerciales.
Por ejemplo, el nombre de Netflix se compone de “net”, por internet, y “flix” una abreviatura de la palabra anglosajona flicks, que significa película.
Google proviene del número matemático Googol, que es igual a 1·10100. En un principio, este representaba el número de resultados ofrecidos al realizar una búsqueda en Google. Sin embargo, el nombre se transformó de Googol a Google por un error de transcripción a la hora de registrarlo legalmente.
Te animamos a que investigues sobre aquellos nombres que más te llamen la atención y nos cuentes aquellos que sean más interesantes.
A la hora de elegir un buen nombre, éste debe ser:
Coherente. Es esencial que un nombre sea coherente con la marca o producto que representa. Éste debe transmitir la esencia y personalidad de la misma.
Distintivo. Busca un nombre único, que destaque entre la competencia. Además, comprueba que el nombre no se parezca a otro ya existente para evitar caer en errores de asociación.
Atemporal. Que un nombre sea flexible y adaptable facilitará que una marca perdure en el tiempo y que pueda expandirse.
Evocador y fácil de recordar. Un buen nombre genera un impacto, dota de notoriedad a una marca y es sugerente. Cuando una persona lee o escucha su nombre, automáticamente piensa en la marca o producto.
Fácil de leer y de pronunciar. Consolidar una marca con un nombre difícil de pronunciar o leer se vuelve en una tarea mucho más complicada. Además, hay que tener en mente el mercado al que se dirige, pues no es lo mismo un público nacional que internacional. Si te diriges a un público internacional, es necesario analizar cómo suena o cómo leería el nombre una persona extranjera.
Breve. Ya lo dice el refrán: “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Y es que los nombres cortos, claros y concisos suelen tener mucho más éxito.
Registrable. No todo es creativo en el proceso del naming. Determinar la viabilidad de un nombre conlleva también tareas técnicas, en las que deberás analizar tanto el registro de patentes y marcas como la disponibilidad de dominios.
Además, debes asegurarte de que el nombre elegido no tenga asociaciones o connotaciones negativas, tanto en el mercado nacional como internacional.
En primer lugar, debes tener muy clara la esencia de la marca, empresa o producto que vas a nombrar. Define sus principales atributos, selecciona los adjetivos que mejor lo describan y determina cuál es su promesa de marca, es decir, aquello que lo diferencia de su competencia.
Y precisamente la competencia es lo que te recomendamos analizar en segundo lugar. Qué nombres utiliza tu competencia, qué funciona o qué falla, cómo lo perciben sus clientes potenciales, etc.
Una vez sintetizados, organizados y anotados estos datos, es hora del brainstorming. Con una lista de adjetivos, palabras y conceptos clave, comienza a anotar todas aquellas palabras que se te ocurran. Puedes probar con nombres descriptivos, abstractos, acrónimos, juegos de palabras, neologismos, etc.
Te recomendamos que no realices este proceso en solitario y que no escatimes en escribir cuantos nombres se te ocurran, por muy absurdos que puedan parecer en un principio. Te sorprenderás de la cantidad de ideas interesantes que pueden surgir.
Posteriormente, selecciona aquellos nombres que más te gusten o que consideras que mejor encajan. El último paso consiste en ponerlos a prueba uno a uno: ¿cumplen con los requisitos? Repasa punto a punto si cumplen o no las características que hemos comentado con anterioridad. ¿Es coherente?, ¿fácil de pronunciar?, ¿está ya registrado?, etc.
Finalmente, deja reposar las ideas. Una vez contestadas todas las cuestiones anteriores y con un par de opciones ganadoras en mente, es importante que dejes pasar un tiempo sin darle vueltas al asunto. De este modo, te despejarás y cuando vuelvas a tomar la decisión, lo harás con la mente fresca. Es importante que analices la opinión de terceras personas y que compruebes cuál es su reacción al escuchar el nombre elegido por primera vez.
En definitiva, el proceso de crear un nombre conlleva creatividad, inspiración, técnica, método, estrategia, recursos y mucha, mucha paciencia. Nosotros ya te hemos guiado, pero cuando la creatividad no llega o no sabes por dónde comenzar, suele ser mejor ponerse en manos de un profesional.
En àncar studio somos expertos en comunicación y es que nos encanta redactar poniendo en práctica nuestras técnicas de copywriting, ya sean artículos, contenidos web, eslogans para campañas o nombrando nuevos conceptos. Te ayudamos a crear un nombre memorable, único y efectivo, que sea coherente con la esencia de tu marca y que facilite la conexión de la misma con sus clientes potenciales.
No dudes en contactarnos sin ningún tipo de compromiso si deseas saber más sobre nuestros servicios.